Acompañame en esta travesía ...
En Semillas de Progreso creemos en el poder de la visibilidad para generar cambios. Este espacio nace con el propósito de trazar la realidad de la pobreza en México, comenzando desde el corazón del estado más pobre del país, Chiapas y su localidad más vulnerable, San Juan Cancuc. A través de fotografías únicas y entrevistas conmovedoras, contamos las historias del sector primario, especialmente del campo y la agricultura, donde la vida late con fuerza a pesar de las adversidades.
Nuestro objetivo es más que narrar; buscamos crear conciencia, inspirar acción y con el tiempo, consolidarnos como una plataforma que no solo expone problemas, sino que también propone soluciones. Este camino lo recorreremos paso a paso, incluyendo a comunidades como Chanal en nuestro recorrido, y proyectando un futuro donde Semillas de Progreso pueda transformarse en un puente que lleve esperanza y cambio real.
Aquí, cada historia importa, cada rostro tiene una voz, y cada semilla es una oportunidad para construir un mañana más justo.
SAN JUAN CANCUC, CHIAPAS
Ubicado en la región de los Altos de Chiapas, es un municipio que refleja una compleja dualidad: la persistente pobreza extrema que afecta a su población y la profunda conexión con sus tradiciones y cultura indígena.
San Juan Cancuc es considerado uno de los municipios más pobres de México, con el 99.3% de su población en situación de pobreza y más del 80% en pobreza extrema. La mayoría de sus habitantes pertenece al grupo étnico tzeltal, y la lengua indígena predomina en el día a día. Las condiciones de vida son precarias: solo una fracción de las viviendas cuenta con servicios básicos como agua potable, electricidad o drenaje. La alimentación y el acceso a la educación son limitados.
La economía local depende principalmente de la agricultura de subsistencia, con cultivos como maíz y frijol, pero los métodos tradicionales y la falta de acceso a tecnología agrícola dificultan la productividad. Además, el aislamiento geográfico y la falta de infraestructura vial agravan la exclusión económica y social del municipio.
Desde edades tempranas, las niñas participan en labores del hogar y, en muchos casos, migran para trabajar como empleadas domésticas bajo condiciones restrictivas y mal remuneradas. Ejemplos muestran que algunas jóvenes reciben salarios tan bajos como 60 pesos semanales y enfrentan situaciones de aislamiento y maltrato en los hogares.
Por un lado, evidencia las desigualdades estructurales que marginan a las comunidades indígenas; por otro, muestra la fuerza de una cultura que, a pesar de las adversidades, sigue viva y vibrante. Cualquier iniciativa que busque mejorar las condiciones de vida en San Juan Cancuc debe respetar y valorar este patrimonio cultural, trabajando de la mano con la comunidad para construir soluciones sostenibles y culturalmente pertinentes.
¿Quien soy?
Ese es el punto de partida, las niñas y niños que viven en la pobreza solo saben sobrevivir, no existe tiempo ni alguien que les brinde la oportunidad de conocerse y mucho menos el sentirse valiosos... ahí es donde todo comienza...
